jueves, 6 de diciembre de 2007

En busca del pelo perdido

He escuchado decir por ahí que toda generalización contiene algo de falsedad.
Haciendo caso omiso del paradójico carácter de dicha aseveración (que, en definitiva, no deja de ser también una generalización y, por ende -según sus propios términos-, parcialmente errónea), diremos que no tenemos posibilidad alguna de asegurar que lo que sigue se aplique a todos los casos.
De no ser así, perderíamos la maravillosa capacidad de ser categóricos sin caer en el pecaminoso -sí, secuelas del último
post- ámbito de la mentira.
Abierto el paraguas, procedemos:



Una breve visita a uno de esos antros de clonación capilar que el vulgo insiste en llamar "peluquerías" nos ha dejado como saldo más interrogantes que certezas.
Recopilando mentalmente experiencias semejantes a la de la aludida situación, hemos llegado a la conclusión de que era nuestro deber recopilar estas dudas en una abierta lista a fin de ver si algún alma caritativa se consideraba en condiciones de ofrecernos alguna pista que pudiera alejarnos de la incertidumbre.
He aquí, pues, una a todas luces incompleta enumeración de incógnitas suscitadas por el accionar de l@s jóvenes (y no tanto) manos de tijera en quien esto escribe.
De más está decir que los
items no están en modo alguno ordenados.
De más está decir que nos vendimos y por eso volvimos a usar mayúsculas al principio de las oraciones.
De más está decir que la foto ilustrativa es otro alevoso robo a algún sitio que ya ni recordamos.
De más no está repetir que son interrogantes, pese al afirmativo aspecto de su enunciación:

  1. Los peluqueros viven en un mundo de fantasía.
  2. Los peluqueros son una secta de sádicos que se hacen los serios mientras estás sentado en su silla y se cagan de la risa a tus espaldas cuando te vas.
  3. Los peluqueros son fanáticos de "High School Musical".
  4. Los peluqueros son raelianos.
  5. Los peluqueros no tienen la más mínima noción de lo que significa la frase "buen gusto".
  6. Los peluqueros sólo quieren embarcarte en una desenfrenada carrera de compra de productos capilares de dudosa reputación, pésimo resultado y exagerado precio.
  7. Los peluqueros no salen a la calle: se materializan de algún extraño modo en sus locales y se desintegran no menos misteriosamente cuando termina su horario.
  8. Los peluqueros jamás se cortarían el pelo a sí mismos.
  9. Los peluqueros prestan atención a tus indicaciones, pero las decodifican en sánscrito (o esperanto, en el mejor de los casos).
  10. Los peluqueros saben que lo que te va a quedar en la cabeza después de una ducha no va a tener la menor relación con lo que estás viendo en el espejo de su guarida (¡y nosotros sabemos que ésa es la única esperanza que nos queda!).
  11. Los peluqueros saben mejor que uno lo que a uno le queda bien.
  12. Los peluqueros no tienen la más mínima idea -ni intención de tenerla- de lo que a uno le queda bien.
  13. Los peluqueros son lo menos.
  14. Los peluqueros son lo más.
  15. Etcétera ad infinitum...

2 comentarios:

Maria Turner dijo...

eso pensabas de mi cuando yo te cortaba el pelo?

en cuantoa los peluqueros como raza: 100 % de acuerdo.

fede (otrora Waldo) dijo...

la verdad que no, pero no viene al caso lo que pudiera llegar a pensar (o, mejor dicho, quizá vendría al caso pero es demasiado patético para enunciarlo).
¡bienvenida!