el otro día, un conocido sanisidrense -de la zona residencial, no de las otras...- decía:
"estoy preocupado por los pumas, pero, la verdad, menos por los posibles retrocesos de sus históricos avances en el mundial de rugby que por la masificación de que están siendo objeto. hasta hace unos meses, el negraje creía que las pelotas ovaladas sólo servían para jugar al fútbol loco o, si eran un poco más cultos, que SIC significaba "enfermo" en inglés (o "literal", si eran aun un poco más instruidos).
admito que nosotros también nos mandamos nuestras cagadas en los noventa, cuando empezamos a contonear nuestros cuerpos al ritmo de alcides, pocho la pantera y otros ilustres exponentes de la bailanta: los patricios cedimos terreno en la lucha de clases de que hablan los zurditos, seducidos por esos infecciosos estribillos, y las distancias amenazaron acortarse peligrosamente. por suerte no pasó de ahí: nuestro amadísimo carlos saúl le jugo al 17 y las cosas volvieron a la normalidad (al menos por un rato).
en los primeros años del nuevo milenio no estuve en el país (supe huir a tiempo, con mis verdes valijas, por supuesto), por lo que no puedo opinar de esa época.
al volver, sin embargo, noté el creciente interés de las clases populares en el golf, a partir de las memorables actuaciones del sr. cabrera en el ámbito, pero no me preocupé. tampoco lo hice cuando le empezaron a dar bola a la selección argentina de básquet, porque el básquet nunca le importó a nadie y lo mejor que puede hacer ginóbili es jugar al shinobi.
lo que está pasando con los pumas, empero, es inadmisible: ya no puedo ir ni a la iglesia sin escuchar a los más humildes feligreses hablar de "scrums", "tries", "drops" y demás tras un curso acelerado después del primer batacazo argentino en el mundial.
conservo la ilusión, de todos modos, de que después de la inminente pulverización de la UAR en el concierto de las naciones rugbysticas, todos se van a olvidar -como siempre- de los pumas e, incluso del deporte en cuestión y sus reglas, y el asunto volverá a ser tan elitista como fue, no es, y será."
ahí se acabó la cinta -el presupuesto no da todavía para un grabador digital- y el resto de sus polémicas declaraciones quedaron perdidas en el incierto ámbito de mi frágil y caprichosa memoria.
lo único que sí recuerdo es que, antes de despedirse, me llegó a decir algo así como que oraba todas las noches por que el próximo mundial de polo no fuera televisado...